Académica de la Universidad Católica de Temuco advierte que lo que está detrás de muchas de las dietas populares no es un interés genuino por mejorar la salud, sino que tienen un fin distinto, consistente en ‘mejorar la apariencia’, permitiéndonos encajar así en los estereotipos de belleza imperantes, incluso a costa de perjudicar la salud.

Dra. Neli Escandón Nagel
Directora Departamento de Psicología
Universidad Católica de Temuco.

¿Es justo que a una persona se le catalogue como débil, carente de voluntad, floja o poco saludable, solo por el tamaño de su cuerpo? Estas características suelen ser atribuidas a personas con obesidad, por tener un peso corporal superior al considerado “normal”.

Tal es así que, si a usted se le presentaran dos imágenes, una de una persona delgada y otra con sobrepeso u obesidad y le preguntaran ¿Cuál es más saludable?, según las investigaciones desarrolladas en este ámbito, es probable que usted escoja la más delgada, pero ¿es del todo acertado asociar el tamaño del cuerpo con el estado de salud?
Así como existen prejuicios respecto a quienes presentan un peso corporal superior al considerado “normal”, también existen prejuicios respecto a las personas delgadas, a quienes se les suelen atribuir características más positivas, pero ¿es esto correcto?

Hay individuos con trastornos de la conducta alimentaria, como anorexia o bulimia que, presentando una apariencia delgada, incluso “fitness”, tienen problemas de salud física y/o mental, con conductas alimentarias insanas, tales como el uso recurrente de laxantes, diuréticos o vómitos autoinducidos con la finalidad de controlar el peso y así alcanzar y/o mantener una apariencia valorada positivamente por la sociedad. Pero es que ¿acaso no importa cuál es el costo de alcanzar esa imagen?

La cultura de las dietas se basa en esta premisa, en que pareciera que no importa si, por ejemplo, debo comer solo manzana o beber solo agua todo el día, si es que eso me permitirá bajar de peso. Parece que lo que está detrás de muchas de las dietas populares no es un interés genuino por mejorar la salud, sino que tienen un fin distinto, consistente en “mejorar la apariencia”, permitiéndonos encajar así en los estereotipos de belleza imperantes, incluso a costa de perjudicar la salud.

Es cierto que la obesidad se asocia a veces a un incremento de la probabilidad de sufrir distintos problemas de salud, pero no debemos olvidar de que se trata de una problemática multifactorial, no basada exclusivamente en “la voluntad” de quien la vive.

Si como sociedad sostenemos estos prejuicios negativos respecto a quienes presentan sobrepeso-obesidad, no ayudamos a mejorar sus hábitos de salud, sino que, por el contrario, les devolvemos una imagen negativa de sí mismos/as que resulta perjudicial para su bienestar.

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *