Fernando Wulf, académico de Fonoaudiología de la USS Valdivia, dice que este concepto apunta a la aplicación de la tecnología de las telecomunicaciones para la prestación de servicios profesionales a distancia en trastornos del habla,
lenguaje y audición.

Durante la Pandemia ha tomado fuerza el concepto de telemedicina y la entrega de prestaciones de salud a distancia. En el caso de las atenciones fonoaudiológicas en la población infanto – juvenil que presenta trastornos del habla, lenguaje y/o comunicación, esto se destaca y refleja en el acelerado despliegue de la teleasistencia o terapias a distancia a través de internet.

Así lo afirma Fernando Wulf, académico de Fonoaudiología de la USS Valdivia, quien sostiene que los beneficios que presenta la teleasistencia en la entrega de prestaciones fonoaudiológicas son variados.

“Este concepto apunta a la aplicación de la tecnología de las telecomunicaciones para la prestación de servicios profesionales a distancia en trastornos del habla, lenguaje y audición, vinculando al terapeuta con la persona que requiere asistencia, o bien, entre clínicos, para la evaluación, intervención y/o consulta”, explica el académico.

“Dentro de sus beneficios, reduce las distancias, facilitando el acceso a personas que se encuentran en sectores alejados. Además, nos entrega una perspectiva de cómo esos niños o jóvenes interactúan y participan en su entorno familiar, y nos permite entregar orientaciones a los padres y cuidadores sobre estrategias pertinentes para estimular su desarrollo en la vida cotidiana”, asevera.

Abordaje colaborativo

Fernando Wulf afirma que, considerando que los niños y jóvenes participan en diferentes ambientes, tales como jardín, liceo, colegio, programa de integración escolar u otros espacios de educación, estimulación y terapia, existen opciones ciertas de aportar en un abordaje colaborativo e integrado. “Todas estas posibilidades entregan información importante para el terapeuta, con el fin de promover el desarrollo apropiado de quienes presentan dificultades en su comunicación”, acota.

“De acuerdo con el último Estudio Nacional de la Discapacidad (2015), un 5,8% de la población entre 2 y 17 años presenta algún tipo de disminución en sus capacidades, lo cual corresponde a 229 mil personas a nivel nacional. Además, la proporción de niños con discapacidad es mayor en los hogares con menores ingresos. Ante estas necesidades, la teleasistencia es una herramienta que, si bien depende de conectividad y requiere de preparación, ajustes y aprendizajes, se proyecta como un complemento necesario en las atenciones a futuro y que los profesionales de la salud debemos considerar”, afirma.

 

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