El 67% de encuestados en estudio de  Aramark y Cadem declara que ha comido por ansiedad y un 36% que ha comido más comida chatarra (especialmente menores de 35 años).

 

¿Cómo has estado comiendo este último año? La alimentación es un tema crítico para la salud y el bienestar de los chilenos. Así lo confirma el estudio Radiografia de la Alimentación en Pandemia, realizado en conjunto por Aramark y Cadem.

Los resultados muestran que existe un alto consenso respecto al rol que cumple una buena alimentación en la calidad de vida y la salud de las personas: una gran mayoría, por sobre el 85% de los encuestados, considera que la alimentación tiene un impacto importante en la salud, asociándose la alimentación saludable a una serie de beneficios como sentirse mejor, prevenir enfermedades y alargar la vida.

Con todo, la crisis sanitaria producto del COVID-19 y las medidas de confinamiento han tenido un impacto importante en la alimentación. Un 67% declara que ha comido por ansiedad y un 36% que ha comido más comida chatarra (especialmente menores de 35 años, C3 y D).

El teletrabajo y las medidas de confinamiento también han modificado algunos de los hábitos de los chilenos. Un 61% de los encuestados declara que ha tenido que cocinar más y un 35% ha tenido que aprender a cocinar. Aunque ha sido una mayor preocupación el tema de la alimentación en el hogar, al mismo tiempo ha permitido que las familias puedan compartir más durante la hora de almuerzo, en ese sentido un 74% de los encuestados declara que el teletrabajo les ha permitido compartir más con la familia al momento de almorzar.

“Decidimos llevar a cabo este estudio porque entendemos la alimentación saludable como un esfuerzo integral, que requiere de la colaboración de todos. Nos parece crítico levantar datos que nos permitan diseñar una oferta que sea atractiva, de fácil acceso y que aporte a la salud de las personas”, explica Eduardo Rojas, presidente de Aramark Latinoamérica.

OBESIDAD

Lo cierto es que Chile continúa liderando los rankings sobre obesidad, pero el escenario se observa más positivo. Entre quienes consideran que no tienen un estilo de alimentación saludable, existe una alta disposición a cambiar, alcanzando un 75% de los encuestados, especialmente entre los más jóvenes.

La percepción de alimentación saludable es mayor en la medida que aumenta la edad de los entrevistados y en los niveles socioeconómicos más altos.

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