Especialista de la UC Temuco dice que la no participación en ocupaciones significativas ha generado inestabilidad en el equilibrio ocupacional y ha deteriorado nuestra salud.

Daniela Pacheco Salazar, Terapeuta Ocupacional
Magister en gestión Pública Municipal y Desarrollo local
Jefa de carrera Terapia Ocupacional, Universidad Católica de Temuco

“De vuelta a la rutina” es una frase que escuchamos a menudo en este tiempo de regreso a la presencialidad, luego de que las rutinas ocupacionales estuvieran en constante adaptación durante el periodo de pandemia por los distintos cambios del entorno en emergencia sanitaria y confinamiento.

La Federación Mundial de Terapeutas Ocupacionales define las ocupaciones como “actividades cotidianas que las personas realizan individualmente, con sus familias y comunidad para ocupar el tiempo y dar significado y propósito a la vida. Incluyen cosas que la gente necesita, quiere y espera hacer”. La no-participación en ocupaciones significativas ha generado inestabilidad en el equilibrio ocupacional y ha deteriorado nuestra salud.

Para que exista equilibrio ocupacional, la rutina debe estar distribuida en las áreas de autocuidado y auto mantenimiento: dormir, vestirse, alimentarse, higiene, tareas del hogar, cuidar de otros, compras, entre otros; productividad: trabajar, estudiar, voluntariados, y esparcimiento: pasatiempos, salir con amigos. Debemos adaptar la rutina balanceando adecuadamente los roles que desempeñamos (rol de madre, trabajadora, deportista) considerando los factores externos (trabajo, estudios, cuidado de otros) y los factores internos (habilidades, motivación, resiliencia, metas personales).

Equilibrio

Una rutina equilibrada nos permitirá tener mejor calidad de vida y prevenir dificultades de salud mental. Se sugiere que las 24 horas del día puedan distribuirse de acuerdo a la regla del “3×8”, es decir, 8 para descanso, 8 para productividad y 8 para las demás actividades de autocuidado y esparcimiento.

Algunas recomendaciones para mantener una rutina equilibrada son: identificar las ocupaciones más satisfactorias e incorporarlas en la rutina, incorporar hábitos de vida saludable (alimentación sana, ejercicio físico y participación social-familiar), anticipar posibles dificultades de organización revisando las actividades que se planifica realizar al día siguiente, y considerar los tiempos de traslado a actividades presenciales (tráfico vehicular y escasez de locomoción pública), entre otros.

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