“La resiliencia es un componente muy importante de la salud mental, y resulta esperable su expresión como capacidad de respuesta de afrontamiento adaptativa”, manifestó Giovanna Frencia, Psicóloga Coordinadora Nacional de la Unidad técnica del Modelo de Apoyo en Crisis de la Mutual de Seguridad.

Durante este último año y medio nos hemos visto desafiados a responder a nuevas exigencias ambientales, producto de la crisis sanitaria por Covid- 19. Esto, ya que hemos debido enfrentar cambios abruptos en nuestra forma de vivir cotidianamente, en la manera en que nos relacionamos socialmente, e incluso, muchos hemos modificado la forma en la que trabajamos, debiendo integrar el uso de nuevas tecnologías e implementar nuevas modalidades de trabajo, como lo es el teletrabajo.

Por tanto, se ha puesto en jaque nuestra capacidad para organizarnos y adaptarnos, no sólo a nivel personal, laboral, sino también a nivel familiar y social.

Es así como este nuevo contexto, que tiene el foco en la prevención y protección de la salud, de manera de evitar contagios por COVID-19, nos ha conectado como seres humanos no sólo con nuestra propia fragilidad, sino también nos ha vinculado con nuestra capacidad de sostener circunstancias difíciles, adaptarnos a éstas e incluso aprender de dichas experiencias.

Esta capacidad de adaptarnos y fortalecernos ante las adversidades de la vida es la que se conoce como resiliencia. Algunos autores, como Husmann & Chiale (2012) hablan de “restauración o auto- restauración” como una forma más familiar para referirse a esta capacidad.

Destacan también los trabajos en esta materia, de Boris Cyrulnik, George Bonanno, quienes han estudiado esta capacidad de respuesta adaptativa ante situaciones con potencial traumático.

Al respecto, es posible señalar que “la resiliencia es un componente muy importante de la salud mental, y resulta esperable su expresión como capacidad de respuesta de afrontamiento adaptativa”, manifestó Giovanna Frencia, Psicóloga Coordinadora Nacional de la Unidad técnica del Modelo de Apoyo en Crisis de la Mutual de Seguridad.

De este modo, es muy importante entender la resiliencia como una capacidad posible de construir a lo largo de la vida, partiendo de la siguiente premisa: no es posible modificar la adversidad o condición desafiante que enfrentamos, es decir, la situación difícil que podamos estar viviendo, seguirá existiendo, pero sí podemos modificar nuestra actitud para afrontar dicha situación y desarrollar de manera consciente factores protectores que nos ayuden a adaptarnos a los cambios que esta conlleva.

Un buen punto de partida puede ser identificar aquellas cualidades y destrezas que nos han ayudado en el pasado a superar situaciones agobiantes, puesto que, en ese reconocimiento podemos encontrar las estrategias para enfrentar, por ejemplo, las dificultades actuales que hemos experimentado en el contexto de pandemia.

7 consejos

A continuación, se detallan las principales estrategias a tener en cuenta para desarrollar o promover recursos resilientes:

  • 1. Aceptar el cambio y adversidad como parte de la vida.
  • 2. Evitar pensar en las situaciones difíciles o de crisis como problemas insuperables (cambio de percepción).
  • 3. Tener una actitud proactiva para enfrentar las dificultades.
  • 4. Ser consciente de las fortalezas personales.
  • 5. Activar redes de apoyo (entendiendo que las personas pueden ser tutores de resiliencia).
  • 6. Realizar actividades orientadas al cuidado y protección de la salud física y emocional de sí mismo.
  • 7. No abandonar la esperanza.

Es clave señalar que no existe una única manera de fortalecer los recursos protectores para afrontar positivamente la adversidad, por ello, las acciones que decidamos implementar, dentro del pool de recomendaciones que se encuentran disponibles en la literatura, deben considerar para su elección y aplicación, nuestra forma de vivir, creencias y cultura.

Por último, es relevante mencionar que, así como es posible hablar de resiliencia individual, también podemos aplicar este concepto a las organizaciones, las cuales pueden ser entendidas como sistemas que se adaptan, aprenden y fortalecen.

En esta perspectiva, hay que tener en cuenta que para que las organizaciones desarrollen o fomenten sus recursos resilientes, deben implementar estrategias orientadas a potenciar el bienestar, apoyo social, sentido de pertenencia, trabajo en equipo, puesto que son aspectos claves en la gestión y protección de la salud mental de los trabajadores y trabajadoras.

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