Se estima que el riesgo de mortalidad en niños de cero a cinco meses por cualquier causa, es catorce veces mayor en lactantes no amamantados en comparación a los que reciben lactancia materna exclusiva.

En el inicio de este mes se celebró la Semana Mundial de la Lactancia Materna, instaurada por la Organización Mundial de la Salud y la UNICEF. Claudia Delgado, académica de Nutrición y Dietética USS Valdivia, señala que cada vez son más los estudios que avalan la lactancia materna, tanto por sus beneficios como factor protector e inmunitario, así como la seguridad por el Covid-19.
“Sin duda, la lactancia materna presenta beneficios que la ciencia sustenta; como su alto aporte inmunitario -inmunoglobulinas, lisozima, lactoferrina, macrófagos, etc.-, lo que contribuye a la disminución de la mortalidad en los recién nacidos prematuros, y de la morbilidad infantil, debida a infecciones digestivas, respiratorias, urinarias, entre otras”, advierte.
“También se reduce la gravedad de las mismas. Se estima que el riesgo de mortalidad en niños de cero a cinco meses por cualquier causa, es catorce veces mayor en lactantes no amamantados en comparación a los que reciben lactancia materna exclusiva”, sostiene.

Covid-19 y
Lactancia Materna

Respecto a la preocupación sobre el riesgo de contagio entre la madre y el bebé, la académica indica que según la evidencia, no se ha demostrado trasmisión vertical de la madre al hijo y el contagio horizontal es similar a la población general. La Lactancia Materna Exclusiva (LME) debe asegurarse durante la pandemia, debido a los evidentes beneficios inmunitarios, nutricionales y frente al SARS-CoV-2.
Se recomienda seguir con la lactancia en ausencia o presencia de Covid-19, pero con todas las medidas higiénicas; es decir, las madres Covid (+) que se encuentran lo suficientemente bien para amamantar, deben tomar precauciones como usar una mascarilla, lavarse las manos antes y después del contacto con el bebé, y limpiar y desinfectar superficies con las cuales ha tenido contacto. Otra opción es extraer la leche y dar al bebé en una taza y/o con una cuchara limpia, siguiendo en todo momento las mismas precauciones”, subraya.
“Durante este período resulta aún más necesario relevar el rol de la leche materna, que está definida como un fluido vivo que se adapta a los requerimientos nutricionales e inmunológicos del niño a medida que crece y se desarrolla. Sus nutrientes funcionales como los oligosacáridos ayudan a la maduración intestinal, al desarrollo de una microbiota intestinal saludable y facilita el microambiente necesario para el desarrollo del sistema inmune”, concluye.

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *